Comprendiendo las Autolesiones en Adolescentes: Un Enfoque Psicológico para la Sanación


En la etapa crucial de la adolescencia, nos enfrentamos a desafíos complejos, entre ellos, la manifestación de conductas autodestructivas como las autolesiones. Este fenómeno, a menudo incomprendido, merece nuestra atención y una comprensión profunda desde una perspectiva psicológica.

Las autolesiones, que pueden incluir cortes, quemaduras o golpes autoinfligidos, son más que simples actos físicos. Representan una expresión de dolor emocional, un intento de manejar y aliviar sentimientos abrumadores que los adolescentes pueden encontrar difíciles de articular o procesar de manera convencional. Este comportamiento, caracterizado por dañarse deliberadamente, sin intención suicida, puede manifestarse de diversas formas, como cortes, quemaduras, golpes o rasguños, y suele ser un medio para expresar o lidiar con el malestar emocional.

Es imperativo desterrar los estigmas y la vergüenza asociada a las autolesiones. Los adolescentes que se autolesionan necesitan apoyo y comprensión, no juicio ni estigmatización. No se trata de buscar culpables, sino de pensar en que se puede hacer a partir de ahora para ayudarlo/a y para mejorar la situación.

Hay que ser conscientes que el objetivo no es que el joven deje de autolesionarse, sino que deje de necesitarlo. En este sentido, hay que ayudarlos a encontrar recursos que los puedan servir en la hora de afrontar el malestar.

En el ámbito familiar, algunas estrategias para ayudar a nuestros hijos e hijas son:

• Fomentar la comunicación en casa. Averiguar que siente, sin bombardearlos a preguntas. Conversar de estos temas en un espacio neutro (fuera de su habitación, paseando, etc.) puede ayudar a que el adolescente se sienta más relajado.
• Mantener la calma y evitar el juicio. No hay que dedicar todos los esfuerzos al intentar solucionar las cosas inmediatamente. A veces, merece la pena centrarnos en escuchar, tener curiosidad y mostrar empatía.
• Pensar juntos sobre que los hace autolesionarse y  las señales de alerta previas a la conducta.
• Pasar tiempo de calidad juntos, realizando actividades que le gusten.
• Fomentar una rutina diaria de actividades que favorecen el bienestar (dormir y comer de forma regular, hacer ejercicio, hábitos de estudio, cuidar las relaciones sociales, etc.).
• Supervisar a nuestro hijo/a sin que se sienta vigilado/da, puesto que si se siente observado/da pueden aumentar sus sentimientos de ansiedad y culpa.

A pesar de que hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a tu hijo o hija, algunos jóvenes en esta situación necesitarán ayuda profesional para cambiar y sentirse mejor. Si este es el caso, recuerda que puedes pedirnos asesoramiento y apoyo psicológico especializado.

La autolesión no es un intento de llamar la atención, sino un síntoma que requiere un enfoque comprensivo y cuidadoso. Las autolesiones no definen la identidad de un adolescente. Son una expresión de dolor que requiere compasión, apoyo y orientación profesional.

Como profesionales de la psicología, hay que explorar y comprender las raíces emocionales subyacentes de las autolesiones. Las experiencias traumáticas, el estrés emocional, la presión social, la ansiedad y la depresión son solo algunos de los factores que pueden contribuir a este comportamiento. Las razones que subyacen a estas conductas pueden ser variadas y complejas, desde trastornos de ansiedad o depresión hasta problemas de autoestima, trauma emocional o dificultades en las relaciones interpersonales.

El primer paso es escuchar activamente y sin prejuicios, permitiendo que los adolescentes compartan sus experiencias Esto implica una evaluación exhaustiva para identificar las causas subyacentes, así como el diseño de un plan de tratamiento que puede incluir terapia individual, terapia familiar, psicoterapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, intervención farmacológica bajo supervisión médica.
Es esencial enseñar a las adolescentes estrategias saludables de afrontamiento y manejo emocional para reemplazar las conductas autolesivas. Esto puede incluir técnicas de relajación, habilidades de regulación emocional, técnicas de resolución de problemas y fortalecimiento de la autoestima.

Acompañar a los adolescentes en su viaje hacia la curación implica una estrecha colaboración con las familias y cuidadores. Es esencial unir fuerzas para ofrecer apoyo emocional, comprensión y recursos que fortalezcan la resiliencia y promuevan la recuperación.

En resumen, abordar las autolesiones en adolescentes requiere comprensión, empatía y una aproximación integral. Como psicólogos, nuestra labor es proporcionar el apoyo necesario para ayudar a estos jóvenes y a la familia a comprender la situación y llegar a manejar sus emociones de manera saludable, promoviendo su bienestar emocional y su desarrollo positivo.

Maribel Gabasa
Psicóloga sanitaria